lunes, 13 de septiembre de 2010

La Flor

El reloj de pared sonaba un incesante “tic tac” que retumbaba por toda la habitación. Ventanas y puertas cerradas, el aire encendido y la luz apagada. Solo la luz de la laptop alumbraba la mesa en la que yacía.

Yo, recostada de la silla con la cabeza apuntando hacia el techo y con los ojos cerrados. Se podría decir que pensaba pero realmente mi mente estaba en… negro. ¡Si, en negro!

Había estado buscando la musa por meses; sin embargo, no la encontraba. Se había escondido de mí como si lo hiciera de maldad. Como para que botara el lápiz y el papel a la basura. Pero no, mi terquedad podía más que todo eso.

-Ay mi Dios – dije en mi mente. Abrí mis ojos buscando el reloj de pared en vano porque la luz estaba apagada. La haraganería no me dejaba levantarme del asiento y había olvidado en que gaveta de la mesa había guardado la pequeña linterna.

-¡Carajo!- esta vez hable en voz alta –ya hasta los jóvenes padecerán Alhzaimer.

Creía que hablaba para mi sola pero no fue así. Un rayo de luz entraba desde la puerta de mi habitación y se asomaba una cabecita que tenia la intención de invadir mi espacio oscuro, frió y por decirlo así; privado al que llamaba habitación.

-¡Tía Queen!- gritó, al mismo tiempo que encendía el interruptor del bombillo, cambiando así la atmósfera oscura de mi cuarto.

Se me abalanzo encima y su calido abrazo fue suficiente para desaparecer el frío del aire acondicionado de mi cuerpo. Con su sonrisa de niño y esos ojos casi negros, enormes y brillantes. Me dio un beso en la mejilla y sin dejarme hablar me volvió a abrazar.

Carlitos, hijo único de una familia de humildes adinerados. Si, ese era mi sobrinito. A sus 4 años ya sabia un mundo aunque todavía meaba la cama.

-Carlitos, mi niño bello ¿Cómo estas?- pregunte esperando respuesta instantánea, pero no fue así.

Carlitos abrazaba mi cintura fuertemente, como quien no quiere dejar ir algo. Le tome la cabeza con mis manos para mirarlo a la cara. Me percate de que sus ojitos estaban aguados, como quien esta a punto de llorar.

-Carlitos ¿Qué pasa? ¿Por qué esa carita?

Mi niño no respondió, soltó una manito del abrazo y abrió el puñito que me entregaba algo.

Una flor.

-¿Una flor? ¿Para mí? ¡Ay tan bello!- dije emocionada.

Una flor blanca cortada de raíz, todavía mojada por el rocío.

-Te la regalo tía- me dijo, al mismo tiempo que me daba un beso en la mejilla y me volvía a abrazar fuertemente.

No se exactamente cuanto tiempo paso después de eso. Si fueron minutos o si fueron horas. Solo se que volví a cerrar los ojos y recostando la barbilla en la cabecita de Carlitos; me quede dormida.

-Queen despierta- me susurraba al oído una voz femenina y familiar.

-Corre, no pierdas tiempo que llegaremos tarde al funeral-

“¡Funeral!” grite en mi mente y abriendo mis ojos me di cuenta de que mi madre; ya vestida para la ocasión; era la que me hablaba.

-¿Cuál funeral? No entiendo ¿ahora quien carajo se murió?- pregunte sobresaltada, a lo que mi mamá se dirigía a salir de mi cuarto a pasos agigantados.

-No hay tiempo- me dijo –vístete rápido, te iras en tu carro, no llegues tarde- terminó al mismo tiempo que anotaba una dirección en un papel y la dejaba encima de mi mesa.

Me levante de la silla rápidamente y tome la nota de papel en la que describía con lujo de detalles, la dirección de la funeraria.

Mire hacia todos los lados buscando a Carlitos, pero no estaba. Y ya mamó se había ido para preguntarle por el. Solo había quedado la flor que me dio, encima de la mesa.

Así que, sin pensar mucho obedecí; saque del closet el pantalón negro y la blusa blanca del escote la cual mi madre llamaría “indecente”. Los zapatos de tacos bajos y la pequeña cartera la cual llene con mi cámara, el monedero y mi inseparable Blackberry.

Unos cuantos arreglos en el pelo teñidode rayitos lilas, muy poca base de maquillaje y lo que nunca falta: el lápiz negro de ojos. Luego el brillo labial y ¡pa’ fuera!

Saque la Lincoln de la marquesina y con el papelito que mami me dejo, en la mano, salí rumbo a la famosa funeraria.

Había mucha gente; personas encopetadas de joyas, perfumes que me intoxicaban el sistema respiratorio y corbatas y ropas de marcas reconocidas.

No había que darle mucha lata al asunto: Se había muerto un rico, y sus familiares y amigos habían asistido al compromiso de darle el último adiós.

Saque de la cartera la nota de mi madre, “Sala C” decía.

Así que, sin perder tiempo me dirigí hacia la sala de la cual salían y entraban personas que por primera impresión de vista; eran de diferentes rangos sociales.

Entre sin pena ni pausa. Las funerarias no eran nada nuevo para mí; mi madre desde pequeña me había llevado a ellas y a los cementerios cada vez que algún vivo dejaba este mundo.

Cuando entre, me sentí en un ambiente familiar. Rostros tristes y llenos de lágrimas, caras que sabía que las había visto antes pero que en ese momento no las recordaba.

17 arreglos florales, todos hecho con… ¡flores blancas!

En el medio del fondo, estaba el féretro, a caja, el sarcófago; como sea que se le llame; ahí estaba. Al lado del mismo, estaban los familiares, y pude distinguir un rostro que sobresalía entre los demás. El de mi madre.

Me alcanzo a ver y llego corriendo hacia mi y tomándome de la mano, me llevo donde los familiares.

Y de nuevo pasó, las caras conocidas pero que en ese momento no recordaba de quienes eran.

Un hombre, una señora anciana y una joven; prácticamente de mi edad. Los 3 llorando. Les di mi pésame y ellos agradecieron.

Discretamente les di la espalda para dirigirme al fallecido pero cuando me acerque me di cuenta de que era mujer.

Pálida, con la cara desfigurada, perfecta para películas de terror de mala clase. Pero nada de eso fue lo que me llamo la atención sino otra cosa.

La reconocí, sabía quien era; y solo me llego a la mente un nombre.

-¡CARLITOS!- grite despavorida.

No me importo haber asustado al resto de los familiares y amigos presentes con mi grito; no me importo haber olvidado quienes eran mi hermano, mi sobrina ni la abuela de mi ahora ex cuñada; tampoco me importo el haber dejado a mi madre boquiabierta por mi reacción.

Lo único que me importaba era Carlitos, mi niño, mi tesoro, la vocecita que alegraba mi corazón.

Al instante sentí como unos bracitos se amarraban a mi cintura fuertemente. Lenta pero ágilmente me voltee para verlo a la cara y le dije:

-Car…- no me dejo terminar

-Tía ¿y la flor?

-Esta en casa, mi amor- dije con la voz entrecortada

-Esta bien- me respondió –Salí antes de que te despertaras y se me olvido decírtelo.

-¿Decirme que?- le pregunte extrañada.

El levanto la carita con los ojos apenados, -la tome prestada de las flores de mami, le dije que te la iba a regalar pero que luego se la ibas a devolver. ¿Ta’ mal?

No le respondí verbalmente, hice ademán con la cabeza de que no había problemas y le di un fuerte abrazo al mismo tiempo en que sentía como una lagrima salía de mi ojo derecho.

Una lagrima mas que se unía a la sinfonía de llantos y sollozos que se daban en la sala funeraria. Ese musical melodramático que a los muertos les fascina escuchar.

En la prensa salio el caso; la madre de Carlitos salía de un banco cuando unos ladrones la interceptaron para asaltarla y al ella oponerse a entregar su cartera; los asaltantes la hirieron de 3 disparos por los cuales murió. Dejándola tirada y desangrándose en el pavimento y llevándose la cartera con el dinero y otras cosas mas.

Cuando volví a casa, subí inmediatamente a mi habitación.

Luces apagadas, ventanas cerradas, la laptop se me había quedado encendida al igual que el aire acondicionado. Todo estaba igual que como al principio.

Lo único diferente era la flor, la flor que Carlitos me dio. Ya no era blanca, se había marchitado, ahora estaba sin color, casi negra.

Estaba… muerta.

11 comentarios:

  1. Fuck mameeeh :( ono pude evitar derramar una lágrima, es algo duro.
    dioooos nena eres una dios escribiendo enserio, sigue asi que conmoveras muchos corazones

    ResponderBorrar
  2. woww que padre! d verdad muy interesante me gusto mucho queen!
    sigue asi, espero tu proxima publicacion!
    un beso y un abrazo :)

    ResponderBorrar
  3. no suelo leer mucho, pero esto me dejo atado, muy bueno

    ResponderBorrar
  4. Muuuy bueno! Se me caian las lagrimas mientras leia! Esta por ensima! Sigue asi! Me re gusto! Besooos


    Daila_cangri... =D

    ResponderBorrar
  5. BENDICIONES TIENES UN GRAN TALENTO ME GUSTO LA HISTORIA TIENE UN GRAN PRINCIPIO Y ME LATIO SIGUE EXPLOTANDO ESE TALENTO!!!!!!!


    POLATO HD

    ResponderBorrar
  6. @R1KRDO151
    Mmmm haber, el relato atrae y logras la atencion, la cantidad de detalles facilita el plantamiento de la historia, me gusto. Pero como critik constructivas, utilizas demsiado coloquialismo q puede llegar a ser incomodo para ciertas personas, recuerda q no todas las q t leen estan en tu medio, por lo q da en ciertas partes la sensacion de sobre-sentimentalismo del autor entre el formalismo de una novela. Al hacer esto tiendes a crear un choque confuso entre la percepcion de una historia irrea a una memoria del autor, mientras se lee. pero del resto me gusto mucho tu historia, eres buena. sigue asi, saludos y FELICITACIONES.

    ResponderBorrar
  7. wow que buen relato que talentosa la verdad sigue con ese talento que la verdad es muy bueno me encanto :)

    ResponderBorrar
  8. Muy Linda historia queen me mato el final =( esta buena deberias hacer libros :D lol segui asi muaaaa

    ResponderBorrar
  9. queenn hermosa esa historia interesante y sobre todo con todo un sentido...muuatss!att.daniel @rankseljedaidc

    ResponderBorrar
  10. Realmente me encanto la historia estubo redactada de una manera fasinante (@Guteink)

    ResponderBorrar
  11. :o) No se mucho de Literatura...pero me parece que la narrativa es excelente. La Historia por supuesto es triste, pero también muy tierna y espontanea. ! Te felicito...eres buena Escritora ! Tu Pana @jgg2001

    ResponderBorrar