Entré a la casa, no se como pero entré. No sentía las piernas, el corazón me latía muy fuerte y las manos me temblaban. Tropecé con las escalerillas de la entrada, estuve a punto de caerme pero el me sostuvo.
No decía nada, no podía hablar, balbuceaba algunas cosas. Tenía mi mente en blanco. De repente, salí corriendo hacia la habitación, no se porque lo hice. Me tiré en la cama a llorar desconsoladamente. Me tiraba del pelo tratando de arrancármelo, me sentía impotente, infeliz, traumatizada.
El llegó detrás de mi, se paro inmóvil en el marco de la puerta del cuarto, me miraba con tristeza, con pena, con dolor. Le molestaba verme así, no porque estuviera mal sino porque le ponía triste el verme en ese estado; al menos, eso me decía.
Se me acerco y me sentó en la cama, me abrazó pero yo seguía temblando y llorando. Nada ni nadie podía borrarme de la mente lo que había visto horas antes. El recuerdo y el hedor seguían presentes en mis sentidos. El temor se había apoderado de mí y me había provocado un tic nervioso.
Me dio un beso en la mejilla, me acaricio la espalda y me masajeaba el pelo; trataba de calmarme pero el tic no se iba. Yo seguía temblando y gritando en sollozos.
- No llores mi amor – me dijo con voz triste.
No tenia fuerzas para responderle. Me levanté bruscamente del colchón y me tiré hacia la ventana, miré y vi la luna más brillante y grande que nunca. Me quede observándola por unos segundos, levante mi mano para tratar de agarrarla… pero no pude.
Solté un grito desgarrador, solté otro, y de nuevo otro más. Me golpee contra el marco de la ventana y entonces el me agarro de nuevo por detrás. Sostuvo mis manos fuertemente para que no me siguiera haciendo daño.
Me pego hacia la pared aplastando mis manos para que no pudiera hacer nada. Me miró frente a frente a mi rostro, pero yo miraba hacia el suelo… realmente, no miraba nada.
Me soltó una mano y me levanto la cara, sus ojos se encontraron con los míos. Se pego tanto contra mi que no quedaba espacio entre nosotros.
Mis ojos seguían derramando lagrimas pero el las secaba todas antes de que llegaran a la mitad de mi rostro. No me dijo nada, solo se quedo mirándome con ojos de preocupación.
Yo permanecía temblando pero inmóvil. No respondía a ninguno de sus afectos. No porque no quisiera, sino porque mi cuerpo no obedecía a mi cerebro.
Luego sentí como unos labios tibios se rozaban con los míos, suave y luego profundamente hasta llegar a encontrarse con mi lengua. Empezó a quitarme la ropa lenta pero ágilmente.
Yo no prestaba atención. Mi mente estaba recordando las escenas desgarradoras que había visto horas antes. Me deje caer en sus brazos, no protesté; cuando vine a darme cuenta, ya estaba desnuda junto a el.
El también lo estaba, no se como pero se las arregló para que fuera así. Me tocaba como tocan los niños, suavemente como para no romper nada.
Me miraba de arriba abajo, se detuvo en mis pechos y en mi ombligo. Me daba pequeños besos en todo el cuerpo. Cuando volvió a mi rostro, ya no lloraba.
El tic nervioso había desaparecido, las lagrimas también, pero el rostro de tristeza y trauma había quedado presente.
Dejo caer su cabeza entre mis pechos.
- Estas fría
Se sentó en la cama y me colocó encima de el con mis piernas abiertas. Esta vez lo miré a los ojos.
- Te quiero sentir beba – dijo mientras me abrazaba y pegaba nuestros cuerpos desnudos sin dejar espacio entre nosotros. - ¿Tu me sientes? – preguntó.
Yo no le respondí, deje caer mi cabeza en su cuerpo y lo abracé. Su calor corporal hacía que mi cuerpo se tornara más cálido. Lo apreté fuertemente hacia mí, a veces tanto que le arañaba la espalda.
El soltaba risitas cortas y me abrazaba mas fuerte aun, al parecer quería entrarse dentro de mi, o que yo entrara dentro de el.
Y entonces me dieron ganas de sentir esos labios tibios de nuevo, y de encontrarme con su lengua una vez más. Los busque y los encontré.
Nos tiramos los 2 en la cama, acorrucados mirándonos fijamente, muy cerca el uno del otro.
Me acarició el pelo y mis pechos. Me besaba como si quisiera tragarse mis labios.
- Estas sonriendo – dijo con voz alegre.
Le sonreí de buena gana, me dolió la cara al hacerlo.
- Si – le dije en un tono bajo.
El sonrió felizmente enseñándome sus dientes y sin despegar sus ojos de los míos.
- Beba, no le digas a nadie lo que viste hace rato. Hagamos de cuenta como que no paso nada ¿ok?
Lo pensé por unos cuantos segundos, pestañee algunas veces, y luego le dije:
- Ok
Me acarició la espalda y me tomo el rostro con sus manos.
- Te amo beba, el que te toque se muere.
En mi rostro se formo una leve sonrisa que el selló con un beso. No hicimos a lo que el llamaba “hacer el amor”, solo quería “sentirme”. No recuerdo cuando me dormí, solo se que dormí muy bien.
Y en cuanto a lo que vi horas antes, le hice caso a el y nunca se lo conté a nadie.
Tampoco te lo voy a contar a ti…
muy intersante emotivo un cambio a lo que he leido de ti pero me gusto la forma en como lo escribiste es muy bueno ahora si la mente bolo
ResponderBorrar"miré y vi la luna más brillante y grande que nunca. Me quede observándola por unos segundos, levante mi mano para tratar de agarrarla… pero no pude." Me encantó esa parte. :B
ResponderBorrarY sobre lo demás, wao! Excelente, diría que es género "Drama/Romance", demasiado interesante, felicidades! :D
Es una buena historia en verdad.... aunque me dejo con ansias saber lo que habia visto antes... pero en fin esta muy buena la historia....
ResponderBorrarEsta bueno el erotismo que tiene esta historia.
ResponderBorrarMuy bueno, mi mete corrió a mil, super interesante...
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